Los productores de arroz de la comarca de Vegas Altas ultiman ya la siembra de este cultivo. Todo ello en una campaña en la que van a poder volver a la normalidad, al menos una cierta normalidad a pesar de las restricciones derivadas de la acuciante sequía actual.
Tras un 2022 en el que no pudieron llevar a término el cultivo del arroz, este 2022 lo afrontan de una manera diferente. Eso sí, como el resto de cultivos, lo hacen con ciertas dificultades derivadas de la falta de agua. Juan Manuel Cáceres, agricultor de arroz, expresa que la siembra se está desarrollando con humedad en la tierra gracias que se ha tenido que dar un refriado para dotar de esa humedad al terreno. “La primavera está siendo muy seca y eso ha obligado a humedecer el terreno para poder sembrar”, expresa.
Precisamente, respecto a la siembra, casi la totalidad de agricultores arroceros ha vuelto a apostar este año por la siembra directa, un método que conlleva grandes ventajas y, sobre todo, un gran ahorro de agua. El propio Cáceres defiende las ventajas que tiene este sistema respecto a otros. “La siembra directa ayuda a combatir las malas hierbas de una manera más eficaz y ayuda a que el empleo del agua sea más eficiente. Además, la siembra directa supone un importante ahorro de agua porque la inundación de los bancales no se produce hasta más adelante”, cuenta.
Casi el 80% de la superficie de arroz que se cultiva en Extremadura se concentra en la zona regable del Canal de Orellana. Este año, en esta zona regable, se va a poder sembrar alrededor del 60% de la superficie de este cultivo, por lo que la previsión es que haya entre 10 y 12.000 hectáreas.
A nivel regional, en 2021, último año dentro de una cierta normalidad, la superficie total a nivel regional de este cultivo fue de 21.300 hectáreas con una producción que rondó las 160.000 toneladas. La producción del año pasado no llegó ni a las 15.000.
Aún habiendo una cierta mejoría de cara a este año, la previsión es que será una campaña difícil.