La campaña de riego dentro de la zona regable del Canal de Orellana que acaba de concluir se ha desarrollado de manera «positiva, con un ahorro del 4% de la dotación y dentro de la normalidad», aunque la principal diferencia respecto a años anteriores es que se ha dilatado más de lo previsto debido al importante crecimiento de cultivos permanentes como el olivar.
Así lo ha señalado el presidente de la Comunidad General de Usuarios (CGU) del Canal de Orellana, Luis Gutiérrez, quien destaca que se ha conseguido un ahorro aproximado de unos 13 hectómetros respecto a la dotación inicial de 437 hectómetros cúbicos. «Hay una diferencia importante respecto a la última campaña con una dotación completa, que fue en el 2021, ya que este año hemos consumido 422 hectómetros del total, por lo que en comparación con la del 2021, en la que tuvimos 467, el ahorro hubiera sido mucho más significativo», ha apostillado.
Este año se ha atendido a unas 50.000 hectáreas de riego, donde destaca el arroz como cultivo predominante con unas 17.000 hectáreas. Si bien, Gutiérrez lamenta el descenso de la superficie destinada al maíz, que ha visto descendido el número de hectáreas en unas 5.000. El resto de cultivos, por lo general, se mantienen estables.
Si bien, Gutiérrez destaca la «irrupción» de cultivos permanentes respecto al 2021, cuando representaban el 17% del total. Ahora, en este 2024, representan diez puntos más que entonces. «El crecimiento del olivar en superintensivo nos está trasladando a una nueva realidad porque tendremos que adaptar nuestra composición de la campaña de riego», dice al respecto.
En este sentido, el jefe de explotación de la CGU, Juan Diego Fuentes, agrega que este cultivo hace que haya que prestar un servicio que requiere consumo de agua fuera de lo que es la campaña ordinaria, motivo por el cual se ha dilatado más de lo previsto. «De cara a futuras campañas tenemos que cambiar la forma de planificar para tener en cuenta estos nuevos cultivos para prestarles servicio», señala.
Sobre el transcurso de la campaña, apunta que los principales picos de ahorro de agua se han producido en el periodo comprendido entre finales de junio y la primera quincena de agosto, fechas durante las cuales los consumos medios han sido entre un 10 y un 20% menos de lo que había en campañas normales anteriores. Esto ha permitido acumular un colchón que ha sido aprovechado fuera de las fechas ordinarias de campaña.
No obstante, tanto Gutiérrez como Fuentes lamentan las dificultades para conseguir la máxima eficiencia en el aprovechamiento del recurso habida cuenta del mal estado de conservación en el que se encuentra la infraestructura del canal. En este sentido, Fuentes apunta que cuando el canal transporta poco caudal «somos poco eficientes porque las fugas siguen siendo las mismas llevando 50.000 litros por segundo o 20.000. Además, al alargar la campaña es más tiempo el que se pierde agua por este tipo de fugas», apunta para añadir que «cada año se invierten gran cantidad de recursos para mantener en buen estado la infraestructura».
Por otro lado, Gutiérrez ha lamentado algunas «incidencias puntuales» relacionadas con el estado de conservación de las infraestructuras, como por ejemplo el colapso de una red secundaria del canal semanas atrás. «Es fruto de la mala conservación en la que se encuentra el canal, ya que estas infraestructuras están obsoletas y se está convirtiendo en algo normal. Corremos el riesgo de que esto se produzca en mitad de campaña, lo que pondría en jaque la campaña completa», apunta.
Así, Gutiérrez tacha de «necesidad imperiosa» la modernización del canal e insta a las administraciones a trabajar de manera conjunta en su ejecución. «La modernización es necesaria para ganar en eficiencia, conservar los recursos de manera óptima y dar viabilidad a la comunidad», finaliza.